En el mapa de Chile, de norte a sur, es la segunda región, pero administrativamente es la primera. La región de Tarapacá, reducida simplemente a Iquique por los santiaguinos, tiene diversos encantos que superan su aspiracional y extensa costa de arenas blancas y palmeras al más puro estilo Miami beach.
En la ciudad, además de visitar la costanera se puede conocer el barrio histórico donde sus antiguas casas han dado cabida a bares, restaurantes y locales para adquirir artesanías. Sus calles adoquinadas son ideales para un paseo nocturno.
En la Plaza de Armas cuyo nombre recuerda a uno de los héroes de Iquique, Arturo Prat. En el lugar se encuentra la vieja torre del reloj, ícono y símbolo de la ciudad.
A propósito de héroes de antaño, desde el muelle se puede tomar uno de los paseos más típicos, donde un bote cruza el mar, entre lobos marinos y nadadores hasta llegar a la boya histórica que marca el lugar exacto donde se hundió la corbeta Esmeralda.
Y es que si bien el encanto que produce la playa es indiscutible para cualquier amante del sol y las olas, Tarapacá también esconde en su interior interesantísimos lugares cargados de historias.
Alto Hospicio: Una panorámica a nuestra idiosincrasia
Entre 1998 y 2001 se sucedieron una serie de desapariciones de mujeres de diferentes edades, principalmente adolescentes en la comuna de Alto Hospicio. Por el carácter de vulnerabilidad y alta densidad poblacional de esta, se habló de que ellas habían escapado para prostituirse en los países vecinos, sin embargo, la historia era mucho más turbia y triste. Un psicópata las había raptado, violado y asesinado, haciéndolas desaparecer en el desierto.
Finalmente, gracias a una chica de 16 años que logra escapar se revela la identidad del criminal, pero también evidencia el prejuicio e injusticia vivida por años por los sectores más desposeídos del país. Actualmente, debido a esta historia, existe una animita «milagrosa» en el Cementerio Municipal.
Sin embargo, no sólo por tragedias y prejuicios es conocido Alto Hospicio. El lugar es uno de los más interesantes para realizar parapente. A 500 metros de altura se realiza el despegue con una visión panorámica de la ciudad. El aterrizaje, de acuerdo a las condiciones del vuelo, puede ser en las playas Huayquique, Brava, Cavancha o Dunas del Dragón.
Humberstone y Santa Laura
Dos antiguas oficinas salitreras, se ubican en la comuna de Pozo Almonte, a 47 kilómetros al este de la ciudad de Iquique. Son administradas por la Corporación Museo del Salitre y declaradas Monumentos Nacionales y Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco (17 de julio de 2005).
Sus vestigios son el reflejo del período de esplendor y contrastes que vivió la región entre fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Santa Laura, en su mejor período, contó con una población de 871 habitantes, mientras que Humberstone sobrepasó los 3.500 habitantes.
El horario de visitas es todos los días del año, excepto el 1 de enero, de 09:00 a 19:00 horas. La entrada tiene un costo de $3.000 adultos, $2.000 tercera edad; y $1.000 niños y estudiantes (de marzo a noviembre, niños de 6 a 12 años).
Mamiña: “Niña de mis ojos”
En la antigüedad fue un asentamiento indígena preincaico y posteriormente lo ocuparon los españoles, de los que aún quedan edificaciones correspondientes a la época colonial. El sector, ubicado a unos 125 km de Iquique y a 2.700 metros de altitud es reconocido por sus termas de aguas milagrosas.
Según lo que cuenta la leyenda, que habla sobre la hija única de un jefe inca que recuperó la vista al utilizar estas aguas de bondades terapéuticas. En honor a este milagro, el padre ordenó bautizar al valle como “niña de mis ojos” (Mamiña).
La localidad cuenta con cultivos en terrazas escalonadas, donde se producen principalmente hortalizas, alfalfa y frutas.
La Tirana: El pueblo carnaval
Ñusta Huillac, hija del último Gran Sacerdote de los incas, alimentaba un odio mortal hacia los conquistadores españoles. Cuando Diego de Almagro volvió al Perú, ella se retiró acompañada de sus fieles guerreros a la pampa del Tamarugal, en aquel tiempo rica región de bosques, donde persiguió y mató a centenares de españoles, fue por ello que recibió el sobrenombre de «Tirana».
Un día sus soldados hicieron prisionero a un portugués y lo llevaron a su presencia. Se trataba de Vasco de Almeyda que venía de Huantajaya donde explotaba una mina de oro. La ñusta se enamoró de él, lo que significó su ruina: se convirtió a la religión de los conquistadores. La pareja fue sorprendida cuando se disponían a huir y fueron asesinados.
Cien años después, Antonio, sacerdote cristiano, encontró en ese mismo sitio una virgen tallada en la roca y una cruz de madera e hizo construir la capilla que actualmente es centro del culto de los miles de peregrinos. (Van Kessel 1987: 11). La Fiesta de la Tirana se celebra cada año, a mediados de julio, con motivo del día de la Virgen del Carmen (16 de julio).
Pica: Un oasis en el desierto
Sol y cielo despejado durante casi todo el año caracterizan a esta comuna ubicada en la zona del altiplano y cordillerana. Pica ha sido habitada desde tiempos precolombinos por diferentes culturas, conocida en el exterior principalmente por sus cultivos de cítricos, principalmente el limón de Pica.
¿Qué ver en este lugar?
Balneario Cocha de Resbaladero: Terma enmarcada en dos socavones naturales hechos de roca volcánica, con las condiciones adecuadas para recibir al turista. La temperatura del agua varia entre 27º y 30º C.
Iglesia de San Andrés: Data del siglo XVIII y destacan las imágenes de tamaño natural, confeccionadas por el artista español, José Maria Arias. La actual Parroquia, fue declarada Monumento Nacional el 05 de Octubre de 1977.
Plaza de Armas: Es el mayor lugar de encuentro y descanso para los habitantes y turistas de ésta comuna, al lado Este hoy se encuentra el Edificio Municipal, al lado Sur se levanta la Parroquia San Andrés.
Salar de Huasco: Ubicado a 55 km. al este de Pica, a una altura promedio de 3.805 m de altura, se encuentra este ecosistema con una rica fauna, entre las que sobresalen las aves. Tiene la calidad de Santuario de la Naturaleza.
Iglesia de Matilla: De fines del siglo XVIII data la primera iglesia de la localidad, que fue destruida por el terremoto de 1878.Sobre estos cimientos se erigió la nueva iglesia, construida con la técnica de la tabaquería de cañas, revocada con cal y tiza. La obra pertenece al español José Durán.
La Huayca
Se trata de un pequeño poblado organizado hacia 1850; construido en piedra, con un larga calle de casas alineadas y una plaza de añosos árboles. Es un paisaje agrícola en pleno desierto. Fue una zona de grandes bosques durante la Colonia.