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Una semana en Antigua Guatemala, tranquilidad entre selva y volcanes

por Hernan Del Vecchio
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Quien piensa en Antigua Guatemala, piensa en historia. Al menos eso era lo que yo pensaba cada vez que veía el nombre en el mapa. Y si bien eso es cierto, Antigua es mucho más que historia. Es la conjugación de muchos factores, históricos, sociales, culturales y naturales que hacen de esta ciudad, -capital del antiguo Reino de Guatemala- un lugar excepcional para descubrir la fusión entre las culturas prehispánicas y la influencia europea, además de pasear en una tierra dominada por volcanes cubiertos de selva.

Ahora bien, de donde sale mi idea de visitar Antigua, tengo que ser sincero y decir que no lo se. De hecho, creo que no hubo de antemano ningún motivo adicional por el cual quisiera ir a Antigua, más alla de que siempre me llamó la atención, y como en muchos casos en mis viajes, fue más fuerte la curiosidad.

Para no dejar dudas de la ubicación, Guatemala es el país ubicado más al norte de Centroamérica y como consecuencia tiene frontera con los estados del sur de México. Ambos comparte mucho del clima y la geografía de la zona, que se caracteriza por ser selva tropical y además mundialmente famosa por contener reservas de antiguas ciudades de la civilización Maya. De hecho, Guatemala tiene en un gran número de lugares con restos del imperio Maya, salvo que algunos no son tan accesibles para los turistas como Chichen-Itza en la Península de Yucatán. Sin embargo el patrimonio histórico y social es de igual valor. Y aunque esto es algo por lo que muchos visitan Guatemala, en mi caso el viaje se centraba particularmente en Antigua Guatemala, y no tanto los alrededores.

Aca quisiera hacer un aviso. Mi viaje a Antigua fue un poco rápido y sin mucha planificación previa, y básicamente la idea era descansar y desconectarme del mundo, por lo que no hice muchas actividades fuera de la ciudad. Habrá algunos que me dirán, ¿Estar en Antigua y no llegar al Lago de Atitlán? O, no subir al Volcán de Agua? Lamento desilusionarlos, pero esos lugares no estarán en este artículo, simplemente porque no me gusta escribir en profundidad y en primera persona sobre lugares en los que no estuve. Si, en cambio, les interesa una crónica más detallada de cómo es Antigua y cosas para hacer en la ciudad, esta es la nota para ustedes.

Las calles de la Antigua

Mi llegada al país fue un poco complicada. Por alguna extraña razón del destino, llegué en el único domingo del año en el que el Ejército Nacional y la Fuerza Aérea realizaban un show de acrobacia sobre el cielo de la ciudad. Y obviamente, ¿De donde más pueden despegar y aterrizar los aviones que del aeropuerto? Estuvimos dando vueltas en círculos sobre la ciudad por más de media hora hasta que nos dieron lugar para aterrizar, pero al mismo tiempo lo hicieron 5 vuelos más. Para un aeropuerto relativamente chico y con poco personal, la verdad eso no podía terminar más que en caos. Estuve unas 2 horas haciendo la fila para pasar migraciones y que pusieran el necesario sello en el pasaporte. Uno respira aliviado cuando eso ya pasó, pero… en Latinoamérica a veces hay que pensar dos veces antes de cantar victoria. Otra media hora para que llegue el equipaje y finalmente el control de aduana al “azar”. Pero tengo que aclarar que esta fue lo único negativo que me llevo de Antigua, porque todo lo demás realmente fue increíble!

Museo del Hermano Pedro

 

La persona del hotel que me hizo el enorme favor de ir a buscarme hasta la ciudad de Guatemala también tuvo que esperar las casi 3 horas desde que llegó el vuelo hasta que salí del aeropuerto. No me extrañó que ambos nos alegraramos de vernos como si fuéramos amigos de toda una vida. El viaje de Guatemala a Antigua lleva unos 45 minutos, más que nada por el tráfico, porque en distancia son apenas 40 km.

Mi sorpresa más grande fue ver que en realidad hay una continuidad entre las afueras de la capital con los pueblos de alrededor, con lo que la llegada a Antigua no es tan marcada. El paisaje es de selva con mucha vegetación, y se ven montañas a ambos lados, las cuales veces son difíciles de distinguir entre montañas o volcanes. De hecho, algunos de los volcanes más famosos de Antigua, son el de Agua, el de Fuego, el Acatenango y el Pacaya. Si bien yo no hice estas excursiones, hay muchas compañías que ofrecen paseos turísticos para escalar la ladera del volcán de Agua (inactivo) y llegar al cráter que hoy es un lago, y también subir al volcán Pacaya para ver lava en la cima.

El Volcán de Fuego en erupción

Mi primer noche en Antigua estuvo llena de aventura. Salir a caminar por primera vez en las calles de adoquines, con muy poca luz no fue la mejor idea, sobre todo cuando me había olvidado el mapa de la ciudad. Pero ¿Qué mejor manera de conocer la ciudad que perdiéndome y volviendo a pasar por las mismas esquinas 3 o 4 veces?

Parque La Merced con la Iglesia del mismo nombre al fondo

Antigua es un “pueblo grande”, la ciudad tiene la típica distribución de los pueblos prehispánicos que al ser conquistados se fueron adaptando a las nuevas costumbres de los españoles. Si bien la ubicación de la Antigua de hoy en día es la tercera después de que las dos anteriores fueran destruidas por terremotos, la idiosincrasia del lugar es la de un típico pueblo de la colonia. Más allá de las diversas destrucciones y reconstrucciones, el espíritu que se respira es el de un lugar tranquilo, con mucho turismo y lleno de vida. El clima se presta para eso. Con casi 25 grados en lo que los locales llaman “invierno”, sentarse en algún banco del Parque Central es cita obligada para cualquier turista. Es como si la vida social completa de Antigua transcurriera por esas cuatro esquinas del parque. Nadie deja de pasar por ahí, al menos una vez al día. Darle vueltas al pueblo implica que tarde o temprano uno termina en la Plaza y ahí ve una y otra vez a la misma gente hablando, comprando, paseando, caminando, tomando aire y todo eso que a veces se nos olvida a los que trabajamos en oficinas de 8 a 5.

Mercado Local de comida y artesanías

Y cómo hablar de Guatemala o de Antigua, y no hablar de su gente? Hay algo muy particular del pueblo latinoamericano que aquí esta bien representado. Más allá de las infinitas fallas y faltas que sufre la gente a diario en muchos aspectos de sus vidas, eligen seguir sonriendo y mostrando que el gozo va más allá de lo material! Sentir esa sensación de libertad que transmiten los jóvenes reunidos en algún banco de la plaza y la inspiración de los artesanos que venden sus creaciones, lo deja a uno con el alma llena. De hecho, en mis largas horas en algún banco del parque conocí a un grupo de chicos vendiendo las artesanías que hacen sus familias, y ellos son el fiel reflejo de que en Latinoamérica se respira lucha más allá de las circunstancias. Con sus tres idiomas (espanñol, inglés y katchikel) y su roce con los turistas de muchas tardes en la plaza, convencen hasta el corazón más duro -los polcias municipales- para que les dejen vender algo. Sus colores llaman la atención en cada rincón, y no deja de sorprender la creatividad de su gente en el diseño, desde las manualidades de estos adolescentes hasta las antiguas casonas coloniales. En Antigua se respira vida.

El Parque Central, la plaza más importante de Antigua

La ciudad tiene una oferta gastronómica muy variada. No solo por la abundancia de restaurantes de comidas típicas en la calle del Arco y las calles en los alrededores del Parque, sino también porque muchos extranjeros han decidido asentarse en Antigua y traer un poco de su cultura con ellos. Es común ver los cafés franceses o restaurantes de comida italiana. Y en este rubro destaca un componente fundamental de los antiguos Mayas, el chocolate. Hay varios lugares en la ciudad que ofrecen tours donde se combina la explicación de cómo se cultiva y se procesa el cacao para hacer el chocolate con una sesión de producción propia de bombones y demás confecciones que se llevan a casa al final del día. Caminar por la calle y pasar por enfrente de uno de estos lugares es toda una experiencia, porque el olor a chocolate lo transporta a uno hasta los mejores recuerdos de la infancia.

Tamales y pupusas, comida típica de Antigua acompañada de agua de Jamaica

Antigua tiene un balance perfecto entre los que buscan historia, cultura, naturaleza y aventura pero también tranquilidad y buen servicio. Para desconectarse de la rutina y perderse en la selva, los lagos y las montañas, pero además para dejarse tentar por los sabores de la cocina regional e internacional. Este lugar, tiene de todo un poco. Si vas de mochila y con presupuesto justo como yo o con un poco más, Antigua se disfruta de igual manera todo el año.

 

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2 comments

Federico mayo 18, 2018 - 00:27

Excelente Relato. Me encanto. Quiero ir a Guatemala

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Hernan Del Vecchio mayo 18, 2018 - 00:51

Muchas gracias Federico! Me alegro que te haya gustado. Te lo recomiendo 100%…

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