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Puerto Misahuallí, el pueblo de los monos en Ecuador

por Danel Ayesta
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En cierto sector de la selva ecuatoriana los monos corretean por la plaza principal y alrededores entre los turistas, buscando complicidad con ellos para obtener una jugosa paga. Detalles del lugar y opiniones controvertidas sobre la utilización del animal como sostén turístico.

Relatado por Danel Ayesta de Sueños de Mochila

A 30 kilómetros de Tena, capital de la provincia de Napo y a 180 de Quito, se encuentra Puerto Misahuallí. Allí los monos se pasean por la plaza principal y sus alrededores manteniendo contacto directo con los turistas en búsqueda de ser recompensados con algún alimento. Hasta ahí muchos lectores quizás se reproducen escenas simpáticas, tal como me pasó antes de arribar a este nuevo destino que no me terminó de complacer.

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En algunos carteles publicitarios se ve la imagen de un mono triste, algunos acompañados por una leyenda que resulta disparadora para la controversia. “Cuidado, monos libres”. Se supone que la libertad es la sensación más hermosa que puede haber, pero allí funciona como advertencia. Los primates están domesticados por la misma gente del lugar que a diario le da raciones de frutas y verduras además de tener una pequeña estructura en donde ellos levantan una canillita y toman agua.

Cuando dije que iba para Puerto Misahuailli, varios amigos mochileros me advirtieron sobre lo peligroso que podían resultar. “Cuidado con la cámara, cuidado con la cámara y cuidado con la cámara”, era la tendencia de advertencias. Al minuto de mi primer contacto, un hombre que intentaba sacarse una selfie era en primera instancia seducido para entregar su celular y posteriormente, ante su negativa, mordido por el Macho Alfa, el más grande.

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Esa situación me llevó a tomar recaudos, tales como disparar de lejos con zoom, pero a su vez mucha curiosidad por estudiar sus movimientos. Noté que arrancaban todos juntos y luego se dividían, respetando diferentes roles.

  • Un mono aprovechaba la distracción de comerciantes para irrumpir en sus negocios y llevarse lo primero que tenía a mano. Desde un paquete de papa fritas, frutas, pasando por crema de enjuague y hasta un ala de pollo que posaba sobre una parrilla.
  • Un mono iba negocio por negocio junto a su criatura, onda mochilero que se dedica a reciclar, y con total ternura, respeto, levantaba su manito esperando que sea completada con algún alimentos para compartir con su cría. A este en particular se lo veía triste y enfermo. “Tiene sarna”, me decía un comerciante
  • En algún que otro momento de resistencia, el mono mayor sacaba los dientes y toreaba. Era el líder de la pandilla, con cara de malo, gruñón. Mejor cruzarte de vereda y no llevar ningún bulto escondido, puede que intente sacártelo (ver foto).
  • Todos saltan por los techos, por cables de alta tensión y muchos han sufrido graves accidentes. “De hecho varios fallecieron”, comentó un vecino que está en desacuerdo con la “introducción y mantenimiento de los animales como fin turístico”.

Quique, un controvertido ciudadano de Misahuilli, con marcas de tantas “trompadas recibidas”, es un persona sumamente radical en sus comentarios, cargados de prejuicios, muy filoso a tal punto que se hace imposible mantener un diálogo ameno. Siempre dispuesto a tolerar pensé que, entre todo ese quilombo de insultos en especial hacia los “mugrosos y ladrones mochileros”, había algo para rescatar.

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“Espero que esas fotos que sacas, como todos los pelotudos turistas, sean acompañadas de la verdad”. Disparó de forma filosa Quique, que me invitó a su negocio para hablar sobre trasfondos. Él se mostró sorprendido a que acceda a su pedido. “Generalmente la gente prefiere ignorar, enojarse y muchas veces terminamos a las piñas”. 

– Puntos de la conversación de un hombre entrevistado por diversas agrupaciones de activistas.

“Cuando se urbaniza los monos se van. Aquí pasó lo mismo, pero fueron introducidos y domesticados para que merodeen la zona con fines turísticos. Les dan una cierta ración de frutas y verduras diarias (puede visualizarse en la plaza) para que todos los días anden deambulando” 

Muchos monos mueren: Son atacados por perros o sufren descargas eléctricas. Y los pelotudos turistas riéndose, contentos intentando sacarse fotos. Que se jodan cuando los muerden, por pelotudos, por no querer salir de su cajita de cristal”.

“Algunos tienen sarna, están enfermos. Al domesticarlos los malacostumbraron a consumir cualquier chatarra que consume el humano. Ellos no eligen, simplemente les genera curiosidad y se lo mandan adentro”.

Me siento dichoso de haber llegado a este lugar. Me genera mucho interés y pude en un breve lapso sacar algunas conclusiones. Recuerden que cuando escribo lo hago en base a mi breve vivencia, puede que otro tenga una perspectiva diferente. Siempre digo que apuesten a otras fuentes si les interesa interiorizarse más y que no existe la Verdad.

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Cómo llegar a Puerto Misahuallí

Puerto Misahuallí se encuentra a 30 kilómetros de Tena, capital de la provincia de Napo, y a 180 kilómetros de Quito. Desde Tena hay buses a 75 centavos que salen con frecuencia hasta las 20 horas. En Quito pueden cogerse servicios por 8 o 9 dólares y el tiempo estimativo de viaje es de 5 horas.

Qué hacer en Puerto Misahuallí

Hay mucho turismo comunitario, propulsado por diferentes agencias que ofrecen diferente excursiones fluviales por la selva, visitando comunidades y recorriendo senderos. Los precios varían dependiendo la época y el poder de negociación por parte del turista.

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Si su viaje pretender una reducción extrema en gastos, no se preocupe. Además de compartir horas y horas interactuando con los monos, puede bañarse en el río Misahuallí ante un imponente entorno natural y recorrer diferentes comunidades a pie. La cascada de Latas, a minutos del centro, es un típico paseo cuyo costo de entrada es de dos dólares pero se puede gestionar una tarifa más económica.

Dónde hospedarse en Misahuallí

Es un pueblo muy turístico y presenta diversas alternativas. Hay camping desde 2,5 con los servicios básicos que los mochileros buscan y hostales a partir de los 6. Es muy irregular el precio y depende mucho de la época y el poder de negociación por parte del turista.

Dónde comer en Misahuallí

Tuve la oportunidad de comer menúes desde 2,5 a 3 dólares muy abundantes, con sopa y segundo compuesto por pescado de la zona. Muchos apuestan a la gastronomía exótica, liderada por hormigas y gusanos. Si se pretende cocinar, hay despensas y mercaditos para adquirir los insumos necesarios.

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